miércoles, 14 de julio de 2021

2 de agosto 2021. LAGO TITISEE

 

En Triber dormimos finalmente en un aparcamiento cutre al lado de la carretera y nos despierta por la mañana unas máquinas trabajando, así que decidimos ir a desayunar a otro lugar más tranquilo. Nos lo tomamos con la calma que merece y nos vamos a pasear con Hiru en el bosque cercano. En unos metros se acaba el camino que hemos elegido porque los granjeros han decidido “tomar” la senda para que pasten sus caballos. Aunque en el cartel pone que pasemos volviendo a poner el vallado eléctrico, no nos atrevemos con la perra y emprendemos un paseo monte a través que nos deja fascinadas. El bosque desde fuera es espectacular, pero cuando te adentras entre sus árboles pisando madera podrida y musgo suave, la sensación es única…  Entre el crujir de las ramas y el sonido que hace el viento sobre los árboles escuchamos algún pájaro deleitarnos con su canto y disfrutamos de un paseo maravilloso. Hiru creo que lo disfruta todavía más que nosotras… 






 Hoy toca por fin llegar a Friburgo para conocer la capital de la zona, pero cosas del destino… nos confundimos de carretera y nos metemos en un valle que nos deja noqueadas, así que decidimos continuar por la ruta elegida al azar… Es un valle estrecho rodeado de bosques de coníferas. Toda la zona más cercana al fondo del valle está talada y aprovechada para pastos y abundan las granjas de vacas de carne. Nos sorprende la magnitud de las casas, aptas para varias familias. Las vacas están gordas y felices en tan maravillosos pastos. 





 Así, sobre la marcha, decidimos que ya que el destino nos ha traído por aquí, será por algo. Así que desestimamos Friburg de nuestra ruta… si no hemos ido a ver Estrasburgo que dicen que es una ciudad preciosa, que sentido tiene desviarse del camino para ver Friburg? Así que seguimos la carretera en dirección al lago Titisee, otro de nuestros destinos.

Como nos encanta la ruta, nos lo tomamos con calma, paramos, fotografiamos, retrocedemos a ver algo que nos ha llamado la atención… en definitiva, disfrutamos del camino. Paramos a comer y poco a poco nos acercamos al lago Titisee.

Esta es una de las zonas más turísticas de Alemania, es el “mar alemán” donde ellos vienen a realizar actividades acuáticas. Para pernoctar no encontramos “arbolitos” de nuestro gusto, así que acabamos en un camping para poder visitar la zona con calma. Aquí estoy ahora escribiendo estas líneas en compañía de una cervecita fría y unas ricas aceitunitas.

 Llegadas las seis, decidimos ir al pueblo a ver el ambientillo que hemos palpado al llegar y a dar una vuelta andando al lago para acabar cenando en algún buen restaurante de la zona. Bueno, pues nos llevamos una triple decepción: toda la orilla del lago está privatizada, de modo que la única forma de dar la vuelta al lago es por la carretera circundante, donde se ve el lago solo a ratitos y están continuamente pasando ruidosos coches y motos, vamos fantástico. Cuando llegamos al pueblo, ese “ambientillo veraniego” que habíamos visto al llegar, ha desaparecido, se ha levantado un viento helador y apenas queda nadie paseando por la calle. El pueblo no tiene nada en especial y a estas horas, acumula montones de bolsas de basura apiladas de manera arbitraria y que dan un aspecto bastante lamentable del pueblo. 

Y, por último, la búsqueda de un buen restaurante para cenar resulta infructuosa, a estas horas (ya las 19.00h), está prácticamente todo cerrado y ni tan siguiera en un fast food nos dan de comer una mierda de salchicha (con perdón), así que acabamos comiendo unos asquerosos Nuggets con patatas fritas congeladas… vamos, un fiestón!!! 

Con el morro un poco torcido por lo que nos ha ofrecido este turístico lugar y con el estómago solo a mitad llenar, nos volvemos andando al camping que está como a media hora por esa maravillosa carretera. A mitad de camino, y como siempre en búsqueda de un pequeño espacio verde en el que Hiru pueda desfogarse, encontramos un pequeño riachuelo que discurre por un perfecto bosque de coníferas que parece que haya sido replantado para grabar una película de gnomos y hadas… nos deja fascinadas! Son abetos de 20-30 metros de altura con unos troncos erectos que buscan la luz a una distancia equidistante entre ellos y cubiertos en la base por un musgo verde y blandito que recubre todos los restos de madera, cicatrices de antiguos árboles caídos y ramas rotas de los nuevos destruyéndolos poco a poco y convirtiéndolos en biomasa…  el maravilloso ciclo de vida! 





Nos deleitamos un buen rato en este trozo de bosque, tanto que se nos hace un poco tarde para volver al camping y llegamos heladas de frío y deseando meternos bajo el edredón. Eso sí, antes nos da para hacer una preciosa foto del lago al atardecer.  


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

23 de Julio de 2021. Preparativos..

 Después de un final de curso de infarto y dos años de pandemia, cogemos las vacaciones con más ilusión que nunca...  qué ganas de coger car...