Estábamos ya cerca de casa (4h) y teníamos todo el día para disfrutar de nuestras últimas horas de vacaciones… Buscamos por la zona algun área agradable para hacer treking. Usamos el Wikilock y ninguna nos convencía del todo. Finalmente, cruzando Arreau, ya en pleno Pirineo, vimos que había un mercado y decidimos parar a comprar algo. Allí había un puesto de Información Turística y nos acercamos a preguntar. El chico muy amablemente nos indicó varias opciones de treking por la zona y sitios dónde comprar buen queso de oveja y cabra, así que salimos de este pueblo la mar de contentas, con la despensa llena de buenos productos (a precio de oro!!!) y con información de utilidad para disfrutar de nuestro último día!
Decidimos realizar el treking al lago Arrou, que son unas dos horas de ida y dos de vuelta. Además, en la zona se ponen unas ganaderas a vender buen queso de oveja y cabra a partir del medio día. Así que plan perfecto!
El camino es cómodo y agradable y el paisaje pirenáico precioso, el único “pequeño” problema es que hacen 38 grados en pleno pirineo… ¿se puede aguantar esto?? La gente camina desfallecida, nosotras también… en varias ocasiones estamos a punto de tirar la toalla, esto no se puede aguantar!!
Finalmente alcanzamos nuestro objetivo! El lago está bastante seco a estas alturas del verano y las vacas y yeguas lo rodean dispuestas a hidratarse de tanto en tanto con este horrible calor.
Extenuadas por las altas temperaturas, emprendemos el camino de vuelta.
Ya en la furgo buscamos un sito sombrío para comer, pero antes compramos los ansiados quesos a las granjeras francesas. Es alucinante como saben sacar partido esta gente a los productos locales! A 40 euros el kg de queso… de locos, pero está bueno y nos llevamos unos buenos cachicos.
Tras la tranquila comida volvemos a nuestra querida Rotxeta para recorrer los pocos kilómetros que nos separan del final de nuestro viaje….
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